El “caso Eluana” ha abierto de nuevo el debate sobre la eutanasia y el derecho a morir dignamente.
El término eutanasia deriva del griego: "eu" (bien) y "thanatos" (muerte). Es todo acto u omisión cuya responsabilidad recae en personal médico o en individuos cercanos al enfermo, y que ocasiona la muerte inmediata de éste con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de su vida.
Me ha parecido vergonzosa la manipulación política que ha hecho del caso Silvio Berlusconi, divorciado, mujeriego, adúltero confeso y acumulador de poder y riquezas que estos días ha visto la luz y se ha convertido en el más ardiente agitador pro-vida de un país donde no faltan ese tipo de voces y también, aunque no me ha sorprendido, la actitud de la Conferencia Episcopal Italiana y otras sociedades afines. Han negado el derecho manifestado por la misma Eluana, por su familia y por los tribunales a que no se alargue de forma artificial su vida, alargando así su sufrimiento. Entre otras razones para negar su derecho han esgrimido que "Eluana podría tener hijos".
Incluso después de muerta no la dejan descansar en paz con las acusaciones de asesinato que ayer lanzó la curia romana y políticos afines a Berlusconi manifestando de que la muerte de Eluana no ha sido natural y que ha sido asesinada.
España es un país aconfesional pero cuando nos sacaremos de encima el yugo de la Iglesia que intenta imponernos sus valores, cada vez mas obsoletos, y se legislará el derecho a una muerte digna, asistida si es necesario, en la que todos podamos manifestar como queremos morir y como no queremos vivir.
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