No podía ser posible y se ha conseguido que no lo sea. La Eurocámara ha rechazado la directiva para ampliar a 65 horas la jornada laboral a la que se había opuesto desde el primer momento el Gobierno de España.
Esta normativa preveía eliminar el límite máximo de jornada laboral semanal, fijado en 48 horas, y dar libertad para que empresario y trabajador acordaran el tiempo de trabajo, con un máximo de 60 ó 65 horas, según los casos, y era una pérdida en los derechos de los trabajadores que tanto han costado de conseguir.
Se han aprobado por mayoría absoluta una serie de enmiendas que corrigen lo aprobado por los ministros de Trabajo, por lo que obligan a estos a volver a redactarla y bloquean, por tanto, la aprobación de la directiva de las 65 horas. Ahora, se abre un nuevo periodo de negociación de 90 días (denominado "de conciliación") entre el Parlamento y el Consejo al cabo del cual, si no hay acuerdo, decae el texto.
Entre las enmiendas aprobadas, estaba una presentada por el parlamentario socialista español
Alejandro Cercas (PSOE). En ella, se pedía que fuera considerado tiempo de trabajo la totalidad del tiempo que un médico está de guardia incluyendo los periodos de descanso o inactivos -por ejemplo, cuando un médico duerme en el hospital. En el texto original se establecía que el periodo inactivo no formara parte del tiempo de trabajo de los médicos, a menos que la legislación nacional, un convenio colectivo o un acuerdo entre interlocutores sociales dispusieran lo contrario.
Los eurodiputados han votado en masa contra sus Gobiernos y contra la directiva, logrando las enmiendas mayorías superiores a los 500 votos. Ello significa que, además de socialistas y grupos de izquierda, han sido apoyadas por muchos eurodiputados, incluidos del Partido Popular Europeo, que a priori apoyaba el texto.
Cercas ha felicitado a "los 2 millones de doctores, un millón de estudiantes de medicina y los sindicatos por todo su trabajo" y por el “triunfo de la Eurocámara y de todos sus grupos". "Hoy hemos demostrado que esta Cámara está viva, que no estamos al servicio de los Gobiernos nacionales”. Destacando que estaba en riesgo la “seguridad y salud” de los “médicos, sindicalistas y trabajadores”, estima que la Cámara ha escuchado a las “personas que aspiran a conciliar su vida profesional y laboral. El futuro social de Europa estaba en juego, y entre todos y todas hemos parado los pies al Consejo" y sus “pretensiones más salvajes y deshumanizadas”. Para el futuro inmediato, pide a la Comisión "que se quite la camiseta del Consejo y se ponga la camiseta del árbitro", ya que el voto de hoy "no es un contratiempo, sino una oportunidad para rectificar una decisión equivocada".